El rol de la arquitectura y el diseño en la inclusión de personas con discapacidad: Verónica Rayo

25 septiembre, 2014 I Compartir:   

En Chile, según la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional, CASEN, 2011, un 7% de la población manifiesta tener algún grado de discapacidad, aunque existen condiciones en la vida de cualquier persona que pueden generar discapacidad temporal, tales como, el embarazo, lesiones del aparato locomotor, enfermedades que afecten los órganos de los sentidos, la vejez, la obesidad, entre otros. Asimismo, el 39.5% de las personas con discapacidad presenta condiciones socioeconómicas bajas y presentan dificultades para acceder a servicios básicos como la educación, la salud, el trabajo o la justicia.

En nuestro país la Ley Nº 20.422 establece Normas Sobre Igualdad de Oportunidades e Inclusión Social de Personas con Discapacidad, la cual fomenta la igualdad de oportunidades, entendida como la ausencia de discriminación por razón de discapacidad y la adopción de medidas de acción positiva orientadas a evitar o compensar las desventajas de una persona con discapacidad para participar plenamente en la vida política, educacional, laboral, económica, cultural y social.

La inclusión social de las personas con discapacidad es responsabilidad de todos los ciudadanos. En este contexto, el rol de los profesionales relacionados con la arquitectura y el diseño resulta fundamental, dado que su labor está relacionada con la generación de entornos accesibles y objetos que cumplan con los requisitos de diseño universal.

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La Accesibilidad Universal es la condición que debe disponer un entorno urbano, edificación, producto, servicio o medio de comunicación para ser utilizado en condiciones de comodidad, seguridad, igualdad y autonomía por todas las personas, incluso por aquellas con diferentes capacidades motrices o sensoriales (Boudeguer, A.; Prett, P,; Squella, P.). Por otro lado, el Diseño Universal busca estimular el desarrollo de productos atractivos y comerciales que sean utilizables por cualquier tipo de persona. Está orientado al diseño de soluciones ligadas a la construcción y al de objetos que respondan a las necesidades de una amplia gama de usuarios.” (Ron Mace, 1941 – 1998)

Actualmente nuestras ciudades presentan numerosos impedimentos u obstáculos físicos que limitan o impiden la libertad de movimientos y autonomía de las personas, estas barreras las encontramos en el urbanismo, en los edificios públicos y privados, en la vivienda, en los medios de transporte o en la información y las comunicaciones.

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Circular por nuestras ciudades para las personas con discapacidad puede resultar una actividad compleja e insegura y puede ser una experiencia difícil porque pone de manifiesto que los derechos no están al alcance de todos los ciudadanos. El simple hecho de salir de una casa, circular por las calles, tomar el transporte público para dirigirse a un lugar es, en muchos casos una tarea titánica, que puede realizarse sólo con la ayuda de otra persona.

Esta realidad es crítica cuando pensamos en el envejecimiento de la población, se estima que para el año 2025, los adultos mayores representarán un 20% del total de la población chilena. La vejez viene asociada a múltiples pérdidas funcionales, ya sea en las capacidades físicas o las capacidades mentales. Tal vez muchos de nosotros en el futuro sufriremos algún tipo de discapacidad, temporal o permanente, y no estamos preparados para asumir este problema.

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Por todo esto, es fundamental que los profesionales asociados a la arquitectura y diseño comiencen a trabajar activamente para mejorar la accesibilidad de los productos, las ciudades, los servicios o sistemas de manera que cada proyecto se diseñe pensando en todas las personas. Un producto o entorno accesible mejora la calidad de vida de todos los usuarios, independiente que presenten una discapacidad o no, fomentan entornos más seguros, cómodos, y de mejor calidad para todos los ciudadanos.

Verónica Rayo | Académico MADA